El alcoholismo es un padecimiento que genera una fuerte necesidad y ansiedad de ingerir alcohol, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestándose a través de varios síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta.
El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo, que va en aumento a medida que se desarrolla tolerancia a esta droga. Se considera como una enfermedad crónica, progresiva y mortal por la Asociación Médica Estadounidense al igual que otras drogodependencias.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo determina como «toda forma de embriaguez que excede el consumo alimenticio tradicional y corriente o que sobrepasa los linderos de costumbres sociales…»
t]Actualmente no existe una posible cura para esta enfermedad, sin embargo muchos alcohólicos se mantienen sobrios por periodos de tiempo prolongados de acuerdo a su voluntad y compromiso para vencer esta enfermedad. Pero es innegable que para que un adicto al alcohol pueda recibir tratamiento y llegar a una posible recuperación, primero tiene que aceptar su condición de dependencia al alcohol.
Hay también otro tipo de bebedores, que sin ser alcohólicos sienten, que tienen un consumo excesivo. En estos casos podemos ayudar al interesado a reducir el consumo y a desarrollar una nueva relación con la bebida sin que se tenga que eliminar por completo.
Las causas del consumo excesivo de alcohol son muchas, desde la predisposición genética, factores culturales, de ocio o por problemas de una incorrecta gestión emocional, entre otros.
Algunos otros factores asociados a este padecimiento son la necesidad de aliviar la ansiedad, conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, necesidad de ganar seguridad o desinhibirse y aceptación social del consumo de alcohol.
Adolescencia: etapa vulnerable
El principal motivador del abuso de alcohol durante la secundaria es la convivencia frecuente con consumidores habituales. En esa etapa se inicia el proceso para convertirse en futuros adictos, porque es cuando el joven enfrenta cambios cruciales en su vida. La presión social sobre los jóvenes es muy fuerte y enfrentan situaciones que pueden afectar seriamente su autoestima. Esto provoca en ellos tensión, angustia y en muchas ocasiones frustración, que detonada por el alcohol puede manifestarse de modos muy destructivos. Los límites son indispensables porque acotan los parámetros dentro de los que se pueden desarrollar y divertir los jóvenes.
Conviene hablar con los hijos sobre las consecuencias del consumo del alcohol a edades tempranas, así como del abuso del mismo a cualquier edad, a fin de que puedan evitarlas:
- Perder el autocontrol.
- Volverse violentos.
- Olvidar lo que sucede, perder la consciencia.
- Causar accidentes.
- Poner en riesgo su salud e integridad física y moral.
- Faltar a clases o bajar su rendimiento académico.
- Tener problemas con la ley.
- Embarazos no deseados y enfermedades venéreas.
- Volverse adictos.
En suma, hacer cosas de las que se arrepentirán más tarde.
La mejor forma de apoyar y ayudar a los jóvenes es estar cerca de ellos. Los jóvenes que perciben a su familia presente y pendiente de ellos tienen una propensión menor a desarrollar el hábito de consumir alcohol.[cita requerida]
Estudios científicos han demostrado que el alcohol es adictivo para todas las personas sin excepción, pero cuando el consumo se inicia en la adolescencia, esa adicción aumenta por lo menos cinco veces.
En Mentixnova podemos ayudarte. Una vida sin alcohol es posible.